
Aprender de nuestras experiencias pasadas para anticiparnos a los problemas y pensar en posibles soluciones con increíble realismo es un truco mental casi exclusivo de los humanos. Nuestra capacidad de abstracción, es una de las claves que nos ha vuelto una especie notablemente resiliente.
No obstante, en un mundo en el que nuestros problemas ya no son leones tratando de devorarnos, sino proyectos en la oficina, interacciones sociales increíblemente complejas o relaciones familiares complicadas, es simplemente natural que nuestra ansiedad se dispare y esta fantástica capacidad de abstracción nos juegue en contra.
El sobrepensar las cosas, o “rumiar” como también se denomina en ocasiones, se caracteriza normalmente por un tipo de pensamiento persistente y típicamente negativo sobre situaciones del pasado. Puede ser que tu mente simplemente te siga llevando por los mismos patrones de pensamiento de siempre, sin permitirte olvidar aquella situación embarazosa que ya nadie recuerda, excepto tú, o puede ser tan incapacitante que termine en episodios de ansiedad que te impidan salir de casa.
Más allá de la conciencia
La terapia metacognitiva es un nuevo enfoque de terapia basada en evidencia que puede ayudar a manejar la ansiedad y a disminuir los pensamientos obsesivos. Este tipo de terapia se enfoca más en la cosa que piensa tus pensamientos (tu cerebro) que en los pensamientos en sí.
En un estudio clínico llevado a cabo entre abril de 2017 y abril de 2020, investigadores de Reino Unido compararon dos tipos de terapia en 240 pacientes que estaban pasando por rehabilitación cardiaca, personas enfermas del corazón que habían experimentado eventos cardiacos mayores, como un ataque al corazón.

La recuperación después de un evento cardiaco mayor, suele volver a los pacientes proclives a la ansiedad y la depresión, lo cual puede empeorar los resultados de la terapia. En un estudio aleatorio, un grupo de pacientes recibió una rehabilitación cardiaca estándar, que se enfocaba únicamente en el ejercicio y cambios en el estilo de vida, mientras que el otro grupo recibió la rehabilitación estándar y además terapia metacognitiva en la forma de un libro de autoguía.
En un seguimiento de cuatro meses, 36 por ciento de los pacientes que recibieron únicamente rehabilitación estándar mejoraron, contra el 59 por ciento de los que recibieron la terapia metacognitiva. No obstante, si bien el estudio se llevó a cabo en pacientes cardiacos, la terapia metacognitiva podría ayudar a cualquiera con pensamientos repetitivos y preocupación constante.
“Hace tiempo descubrimos que un estilo particular de pensamiento parece hacer a las personas más vulnerables a la ansiedad y depresión”, nos cuenta Adrian Wells, psicólogo de la Universidad de Manchester, este padecimiento se llama síndrome atencional cognitivo. De acuerdo con Wells, este padecimiento se caracteriza por aquello a lo que le ponemos atención y cómo esto moldea nuestras creencias.
La terapia para combatir la rumia suele ser directa, se llevan los escenarios extremos a una conclusión lógica o se intentan traer a la realidad. El propósito es que la persona descubra cómo todos estos pensamiento son poco realistas y no hay nada de lo cual asustarse. No obstante, este tipo de terapia puede no ser ideal, ya que no siempre los pensamientos catastróficos son completamente irreales.
Desde esta perspectiva la MCT se enfoca no en el contenido de la rumia sino en cómo las personas regulan su pensamiento.
La terapia metacognitiva se enfoca en cuánto te preocupas y te muestra maneras de preocuparte menos. El proceso se trata de analizar cuáles son las corrientes de pensamiento que te llevan a desarrollar ansiedad, analizando el origen y los detonantes de estos pensamientos.
Lo más importante, comenta Wells, es recordar que todavía somos capaces de recuperar el control de nuestros pensamientos y no estar a merced de ellos.
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